Última película inglesa de Hitchcock, antes de su etapa americana. A finales del siglo XVIII, Mary (Maureen O’Hara), una joven huérfana irlandesa, va a Cornuailles para reunirse con su tía Patience, cuyo marido tiene una posada en la costa. Se trata de un lugar sórdido, cuyos huéspedes son bandidos que se dedican al saqueo de barcos y gozan de una impunidad total porque el cabecilla de la banda es un hombre respetable, un juez de paz (Charles Laughton) que les proporciona la información necesaria sobre el paso de las naves.